Todo empezó hace más de 35 años en un pueblecito de Ciudad Real, en pleno corazón de Castilla-La Mancha, llamado Pedro Muñoz. Ahí nuestra familia, los Fernández, ha estado estrechamente ligada al mundo de la carne desde hace mucho. Nuestros antepasados, de hecho, se han dedicado toda la vida al centenario trabajo de matarife.
A raíz de esta tradición, Rosendo y Mari Carmen dieron forma a su proyecto con la certeza del que se sabe con estrella, aunque a veces se estrelle: como los huevos revueltos con chorizo. Y hoy, sus hijos tenemos el orgullo de poder continuar con esta herencia familiar.